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jueves, 7 de mayo de 2015

cap1 el encuentro con otra vida

Capítulo 1 “el encuentro con otra vida”

Mi vida era como la de cualquier otra persona; me levantaba, salía a trabajar, regresaba a casa y dormía; no había nada en mi vida que fuese increíble. Quizás y solo quizás lo único relevante eran mis gustos de vivienda y objetos que me rodeaban.

De pequeño mis padres me enseñaron la importancia del arte en todo ámbito y aunque para mi edad actual ya no tiene la misma importancia, de niño yo creía que aquella casa donde vivía era una verdadera obra de arte. Era lo más parecido a un castillo victoriano y en su interior mis padres tenían variados cuadros y esculturas que cuando murieron, todos terminaron en variados museos del país. Jamás fueron de esas personas acaparadoras de todo, cuando tenían que desprenderse de algo lo hacían felices.

Yo aprendí todo esto pero a mi modo. Cuando tuve mi primer trabajo y sueldo fijo comencé a pensar en vivir en mi propia casa. Tenía pensado un lugar donde tener algunos cuadros de paisajes y tal vez algunas esculturas, nada muy ostentoso, que pudiera enseñarle a mi gente.

Al cabo de dos años cambie de opinión y me compre un piso veinte completo de un edificio en el centro de la ciudad, ahí monte mi hogar como lo había soñado. Gracias al cielo mis estudios y trabajo lo permitían. Estaba feliz con todo lo que había logrado pues me había esforzado toda mi vida para conseguir todo lo que ahora tenía. Pero luego de un tiempo todo se volvió monotonía y ya no me era gran cosa tanta belleza. Todo se había convertido en “salir de casa, trabajar, regresar y dormir”, no había nada más. Era el mejor empleado en casi todos los meses; Conseguía siempre bonos especiales adicionales a mi sueldo pero nada de esto me hacía sentir mejor.

Una noche de 21 de mayo llovía como nunca y yo retornaba a pie a mi departamento, como había comenzado a hacer hace ya un mes. Ya no conducía  mi vehículo porque me había aburrido de esa comodidad y perderme de todo lo que había en el camino. Había tomado la decisión de volver a disfrutar el camino y sonreírle a todos los que pasaban a mi lado. En mi auto solo veía pasar cada cosa de la calle y los paisajes pasaban rápidamente y no podía apreciar nada y por lo mismo ya no conocía nada de lo que había cerca ni lejos de mi casa, ya no me interesaba porque tenía un auto en el cual ir y volver; por eso decidí dejarlo.

Esa noche conocí a una joven que cambiaría varias cosas de mi vida. Ella seria quien me llevaría al verdadero cambio.

Salí de mi trabajo y camine casi diez minutos y ella me detuvo; con una sonrisa muy hermosa se dirigió a mí:

-Si sigues caminando bajo la lluvia pronto te resfriaras. Deberías tener un vehículo o usar el transporte público para retornar a tu hogar.
-¿De verdad te importa si me resfrió? Yo creo que es más importante disfrutar cada gota que toca tu cuerpo olvidándose de lo que pueda ocurrir luego.
-Que sabia percepción tienes. Eres una persona agradable en tu interior. Esperaba que dijeras algo mas frio y sin sentido. O de hecho algo más centrado con respecto a tu salud.
-He estado atrapado en una vida obligada a vivir con sentido en todo, cambiar el rumbo de los pasos jamás fue mejor idea… perdón gracias.
-De nada [sonríe]. Así que buscas una nueva vida. Quizá quieras caminar conmigo mientras retornas a tu casa.
-Si quieres acompañarme no me hago problemas. Si gustas también te invito a mi morada. Hace mucho que nadie va a mi hogar y ni hablar de visitas.

Ella solo asintió con la cabeza y caminamos en silencio por casi una hora. Ella me observaba cada cinco minutos o diez y luego miraba el piso como si no me hubiese estado mirando. No me molesto en lo más mínimo ya que me era de agrado saber que después de tanto tiempo alguien visitaba mi departamento. Quizá era un pensamiento superficial y confiado pero llevaba mucho tiempo solo, aun cuando me rodeaba a diario de mucha gente.

Cerca del edificio donde vivía había una especie de parque poblado de frondosos árboles que impedían el paso de la luz del sol. Además había lindas flores que hermoseaban el urbano paisaje. Yo lo veía como un trozo de vida entre tanta muerte tecnológica. En este punto del camino la joven se detuvo mirando su reloj de muñeca; yo me detuve con ella casi por inercia.

-Mi camino me trae hasta aquí así que será de momento un -hasta pronto-. Pido disculpas por no ir a tu morada.
-Esperaba que pudieras conocer mi departamento pero si no hay mas opción supongo que como dices: es un hasta pronto. Y las disculpas las pido yo por no decir nada en todo el camino.
-Disculpas no aceptadas, la culpa es de ambos. Yo también mantuve el silencio pero aun así con tu silencio he sabido bastante de ti así que te agradezco tu compañía.

Me dejó sin palabras. No me esperaba que pudiera leerme o investigarme sin siquiera hablarme. Fue algo que aquel día me hizo sentir muy bien. Nos despedimos y la joven entro en el parque; La observe hasta que se me perdió de vista y luego retome el camino a mi departamento.

Los días que siguieron la volví a ver pero a la distancia y cuando intentaba alcanzarla o hablarle nunca podía porque  se alejaba muy rápido y parecía que no le interesaba verme de nuevo. Cuando me acercaba a ella me evitaba como si jamás nos hubiéramos conocido. Tal vez a los ojos de las personas yo parecía un acosador.


Al ser tan poco amigable y no tener reales amigos, verla a ella me hacía sentir cómodo y más querido. A veces pensaba que tal vez había sido solo suerte de un día y ella solo ese día necesitaba compañía, o tal vez yo estaba muy solo y necesitaba a alguien con quien compartir mi vida. 

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