Capitulo 3 “la burla del bar”
Paso
una semana desde aquella charla extraña y prometedora. Mis días regresaron y
volvieron a ser tan normales como lo eran antes. Pero al contrario de antes,
ahora no dejaba de pensar en aquel ofrecimiento, a veces no trabajaba por
pensar en ello. Mi jefe notaba mi desempeño que disminuía en comparación con
otros días, y aunque no me decían nada porque me tenían estima, yo me daba
cuenta que tenían sus ojos sobre mi.
Comencé
a hacer investigaciones de arte fino y también de dueños actuales de grandes
obras de artes. No encontraba nada que me ayudara a dar con esa misteriosa
mujer; También pregunte si alguien sabía algo de la chica que me había investigado
pero nadie sabía nada, todo era normalmente extraño. Me tome un mes libre luego
de ofrecer a alguien competente en mi reemplazo. Ya no me sentía cómodo en la
oficina y comencé a enfermar, sufrí fuertes dolores de cabeza; Estaba
totalmente fuera de foco.
Los
días seguían como siempre, como si nada hubiese ocurrido. A veces pensaba que
todo había sido solo un sueño pero el traje seguía en la caja guardado en mi
habitación; Cada vez que lo veía sentía la esperanza de que ella volviera pero
no sucedía tal cosa.
A
veces imaginaba que tocaba a mi puerta y que vendría con esa mujer que no
conocía pero que varias veces idealice como una dama antigua, mujer de treinta
años aparentes con una mirada seria y tal vez casi nunca sonreía. De caminar
sencillo pero con aire sofisticado. Ropas costosas pero no ostentosas. La
imaginaba de muchas formas.
El mes pasó sin novedades. Aproveche de
escribirles a mis padres una carta que jamás entregaría. Les contaba como había
bajado mi desempeño laboral y lo que iba a investigar, el encuentro con la
joven hermosa, entre otras cosas. Hice un conteo de todo lo que había en casa y
regale varias cosas que estaban de más en ella. No estaba buscando el nivel de
pobreza pero tampoco quería estar lleno de cosas innecesarias. Quizá solo era
una forma de evolucionar en mi vida.
Regrese
a la oficina sin problemas y retome mi lugar y a quien me reemplazó lo deje de
ayudante ya que no creía ni sentía que regresaba para dar mi cien por ciento.
Un
día bastante extraño de comienzo a fin. Pasó algo que si bien no salía de lo
usual no era enteramente lo de siempre. Por la mañana como siempre todos
saludándose sínicamente y hablando a mis espaldas, nada nuevo. Durante la hora
de colación uno de mis compañeros se me acerco y me pidió almorzar conmigo. Yo
no me hacia problemas, era inevitable que de alguna u otra manera alguien se
sentara a mi lado aun cuando no sabía quién era; así era cuando se elegía comer
en el casino de la empresa. Pero yo sabía bien quien era este tipo, o al menos
imaginaba cuáles eran sus intenciones conmigo.
Daniel
Rodríguez, el de los segundos lugares. El día que yo entre a trabajar su
fotografía se veía por casi todos lados
porque él era el empleado del mes y el mejor todo, además de estar en el -qué
dirán- de todos. Pero luego de mi llegada nunca compitió a la par con mi
esfuerzo y siempre tuvo rendimiento bajo, como si me dejara ser el primero
siempre. Por eso era extraño que precisamente él se acercara si yo muchas veces
le había arrebatado sus primeros lugares. Lo normal era que siguiera evitándome
y fingiera que estaba bien.
-Espero que tu día sea bueno y
espero no incomodarte. La gente dice que nos llevamos mal pero por… bueno, tú
sabes. Pero no he venido aquí a romper con habladurías de los demás.
|
No
estaba seguro de haberle dado la impresión de estar interesado en el pero
siguió hablando como si yo le prestara atención.
-Esta noche unos compañeros y yo
iremos a una fiesta y quería saber si te interesaría acompañarnos. He sabido
que no sales mucho y sería bueno para que pudieras conocernos y para que
conozcas más a los demás.
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Tenía
hablándome en frente a un cínico y el resto no era mejor que él. Todos ellos
arrogantes, mediocres, habladores, cizañeros, mentirosos, arribistas, y hasta
sabia que subían de rango en la cama de la jefa. No sabía que exactamente era
lo que él quería que conociera; Me era suficiente mi soledad en la oficina y
solo me importaba desarrollar bien mi trabajo y regresar a casa.
-nos juntaremos en la estación de
metro que esta a una cuadras de aquí y de ahí nos iremos todos juntos al
lugar. Creo que es una especie de bar rockero o gótico, no se pero es
prometedor ya que es un dato de uno de los compañeros que conocer bien la
ciudad.
|
Aquel
que usualmente llegaba tarde y jamás tenía problemas con eso pues en la cama de
la secretaria sus faltas desaparecían. A veces me sentía como ellos al saber
todo esto, pero yo jamás lo anduve contando con nadie porque no eran mis
asuntos. No aplica para ellos, que repartían entre ellos todo tipo de
información.
-¿Qué me dices? Estas invitado y no
debes pagar nada pues tenemos la entrada liberada gracias a él.
-Con
todo respeto, mi desayuno, mi almuerzo y once son los momentos más
importantes de mi día y tú lo has interrumpido con tu falsa idea de creer que
me interesa juntarme con ustedes. Si no me he relacionado con ustedes en los
últimos años, ¿qué te hace pensar que lo haré precisamente esta noche?
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-Bueno, tu veras si asistes o no,
yo conté con invitarte para ser buen compañero y restar malos ratos.
|
Lo
había hecho a propósito y al parecer de forma oportuna. Cuando se fue se ubico
en una de las mesas donde estaban los demás compañeros. Lo vi recibir diez mil pesos,
de seguro era una apuesta para ponerlo a hablar conmigo y supongo que le ayude
a ganarla. Yo gané su desprecio y más aun del que ya tenía por mí.
El
día laboral murió en la oficina y yo me sentí preso de la curiosidad por saber
cual era ese lugar que visitarían. Tenía la leve impresión de que la apuesta no
acababa ahí conmigo aunque no quería asistir por evitar juntarme con ellos y
ser uno más pero tenía que ir. Tenía la terrible virtud y defecto de que mi
curiosidad era enorme y tenía que saciarla a cualquier precio. Quería saber si
aquella apuesta tenía un fin mayor en aquel lugar.
Como
no quería que me vieran los seguí a escondidas hasta la estación. Use el vagón
siguiente de ellos y me perdí al salir de la estación. Luego de unos minutos
pude dar de nuevo con ellos y su paradero ya que vi a uno de ellos entrar a un
lugar que no parecía otra cosa que una enorme casa. No tenia luces y no había
gran ruido y nada indicaba que era el lugar mencionado; Solo pude notar y comprobar
luego que era el lugar porque había dos enormes guardias custodiando la puerta
de entrada y uno de ellos tenía una libreta la cual contenía los nombres de las
personas que podían ingresar. Me acerque a ellos y estos me retuvieron como si
quisiera entrar de polizonte.
-Joven, solo los que están
invitados y están en la lista pueden entrar. Los demás no tienen acceso
alguno. Nadie pasa sobre nosotros.
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Era
su trabajo y lo entendía. Entonces recordé que yo estaba invitado al igual que ellos
y podía entrar. Así que les di mi nombre y los datos que ellos me pidieron y me
dejaron pasar.
Por
fuera y antes de ver a los guardias, había quedado anonadado con la gran altura
de los muros, mas en el interior el patio no se quedaba atrás pues no parecía
terminar aun cuando avanzaba rápido. Tenía un camino único en curvas que
llevaba hasta la entrada de la casa. El patio tenía altos arbustos, plantas,
flores y cosas que lo adornaban y daban al camino el aspecto de ser eterno. Al
terminar el camino, una puerta rojo escarlata te daba la bienvenida al oscuro
interior. No veía absolutamente nada, solo un tenue camino hecho por pequeñas
velas que indicaban por dónde ir. Se sentía como si dentro existiera mucho
espacio pero daba miedo aventurarse a comprobarlo y cambiar de rumbo en la
oscuridad. Solo camine por el poco iluminado camino que al mirar hacia atrás
parecía descender el espiral a cada paso que se daba.
Estuve
dando vueltas por dos o tres minutos hasta que llegue a una nueva puerta que
parecía verse al otro lado, mas solo era un efecto mental por la poca luz. Si
podía asegurar que del otro lado al fin estaba lo que buscaba porque aunque
leve se podía oír la música y la luz del interior se podía ver los las orillas
de la puerta.
Iba
a tocar la puerta y en cuanto puse mi mano se abrió de la nada, pero enseguida
note que quien abría la misma era Caroline sonriéndome como si no me hubiera
dejado de ver hace ya mucho tiempo.
-Josué bienvenido, es bueno verte
de nuevo y más aun aquí. Estas de suerte.
-¿Debería
sorprenderme de verte aquí? La última vez te largaste poco tiempo, pero ahora
te ausentaste semanas y todo volvió a ser igual que siempre.
|
Entré
y ella cerró la puerta al parecer con seguro. Luego y sin decir más caminó hasta
un mini bar y a mí no me quedo más que seguirla olvidando mi propósito. Ella
pidió al barman una crema de whisky para mí y para ella solo un trago sencillo,
de seguro era una forma de pedido en clave que luego el barman le daría en un
pequeño vaso un líquido rojo espeso; Le agradecí por el trago aunque estaba ya
muy molesto. Luego ella se ubico en una mesa próxima al mini bar donde había
poca iluminación y como no conocía el lugar la acompañe.
-Quiero que veas hacia allá [dijo
señalando a donde estaban mis compañeros], se que vienes siguiéndolos y solo
uno de ellos ha venido muchas veces y el resto, así como tú, jamás ha pisado
este lugar.
|
Todos
estaban sentados en una mesa disfrutando de sus tragos y al parecer no habían
notado que los había seguido.
-Ahora quiero que veas bien a las
chicas que se acercaran a ellos, solo uno las conoce a todas. Obviamente el
que ya había venido antes.
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Hermosas
chicas se acercaron a la mesa de ellos y como ella decía, como buen anfitrión
el se levanto de la silla para presentarlas. Así mismo, con su falsa cortesía
hicieron los demás para saludarlas.
-De los seis que son ellos, solo
cinco son casados y el anfitrión se divorció hace ya mucho tiempo, el cual visita
a diario este lugar.
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Yo
miraba y escuchaba tratando de asimilar cada información visual y auditiva que
me llegaba pero no entendía porque nos habían traído hasta acá. Cuál era el
real propósito de traer a tipos de oficina a un lugar como este.
-Las chicas engatusarán a tus
compañeros y les invitaran algunos tragos. Luego se retiraran a las
habitaciones subterráneas y no saldrán por la puerta principal. Atrás de
todos ellos seguirá la mujer que te busca pero no te tientes si quiera a
seguirla bajo ningún concepto.
|
Todo paso tal cual Caroline dijo, ellos
charlaron acaloradamente y ellas pedían sus tragos. Luego de unos minutos se
los llevaron a todos, tras ellos una joven mujer castaña muy hermosa los siguió perdiéndose de la vista. Ella era más
de lo que esperaba.
En mi cabeza se volvieron a formular
miles de preguntas como la primera vez, pero ahora las preguntas se amparaban
en la curiosidad y el miedo porque no estaba pensando en lo mejor. Imaginaba que al desaparecer ella de la
fiesta, ellos desaparecerían también y jamás los volvería a ver o en el peor de
los casos los vería en bolsas llevados por médicos forenses.
Al
parecer el miedo se notaba en mi rostro porque Caroline sin quererlo silenció
mi mente con sus palabras dulces.
-No morirán y para mañana no
recordaran nada más que una noche de pasión. Lo que sucede allá abajo es
simple y nadie puede escucharlo por eso tampoco nadie se interesa. Ellas
tienen sexo al gusto de ellos y luego los encantaran para que ella beba de su
sangre. Más tarde solo borraran el doloroso recuerdo y les dejaran salir por
otro lado para que no recuerden como retornar.
-¿Y
conmigo será igual? ¿También borraran mi memoria?
-Estás conmigo ahora, nadie te hará
nada. Este lugar es de ella, yo le pertenezco y mientras estés conmigo nadie
y repito nadie podrá si quiera tocarte.
|
Después
de oír sus palabras y saber que les pasaría a mis compañeros no me daba
seguridad de estar ahí aun cuando estuviera con ella, pero miraba alrededor; al
parecer nadie se interesaba en mi y eso me quitaba un poco de miedo de encima,
todos estaban en sus asuntos. Aunque había visto poco y nada a la chica
vampiro, a mi me parecía que era muy joven, aun mas que la otra muchacha que de
seguro lo era también. Debía preguntarle en algún momento si su edad era tal
como imaginaba pero no lo haría ni aquí ni ahora.
Mientras bebíamos no quise decir
palabra alguna, solo me mantuve alerta mirando a todas partes sin ser muy
evidente. Miraba los detalles del lugar y a las personas en el, como vestían,
que hacían, como se comportaban.
Había
personas como yo, que parecían salidos de la oficina pero eran los menos. El
resto de las personas tenían variadas vestimentas. Algunos muy victorianos,
otros de atuendo de metaleros actuales, otros más extravagantes de góticos, algunos
maquillados o con aretes vistosos. La música del lugar también hacia lo suyo
permitiendo que todo lo que se podía ver no fuera tan grotesco a la vista.
Pasaron alrededor de dos horas, ella
reviso su celular y me dijo que la vampiresa estaba pronta a venir a verme. Me
sentí muy nervioso, como si fuese mi primer trabajo o más aun, mi primera
novia. Bebí lo que me quedaba en el vaso y comencé a ansiar verla.
A
los cinco minutos una mesera se acerco a Caroline y le susurro algo al oído y
siguiente a aquello le paso un vaso con un liquido escarlata que asumí podría
ser sangre.
-[señalo un lugar de muy poca luz]
Allá está y quiere que te acerques tu solo. Descuida que nada te pasara aquí
adentro. Y pidió que le lleves esto qué es lo que ella usualmente bebe. Ya
entenderás.
|
Recibí
el vaso y me puse enseguida en pie, mas impulsado por la curiosidad que por ir
a por ella. No sabía si esto era buena idea pero algo dentro de mí me decía que
tenía que hacerlo y llegar al final. Camine con calma y algo de inseguridad
hacia la joven pensando en que debía decirle.
Demore aproximadamente un minuto en
llegar a ella aun cuando la distancia que tenía a ella no era para más de diez
segundos.
Busque
su mirada cuando llegue a su mesa y me quede de pie, ella solo me miro y sonrió,
luego y con su mano hizo un gesto invitándome a sentar. Puse los vasos sobre la
mesa y me senté luego a su lado muy nervioso. La miraba de reojo por temor más
que por nerviosismo. Su apariencia era la de una jovencita de veinticinco años
pero su mirada era dura y seria. A
ratos, cuando ella notaba que yo la observaba, cambiaba su semblante y sonreía.
Era extraño estar frente a una joven que tal vez tenía mucha más edad de la que
aparentaba.
-¿Tienes lo que se necesita? [pregunto
muy seria sin mirarme]
-Em…
No sé qué es lo que usted necesita de mí exactamente.
-¿Entonces no eres el joven a
quien busco, aquel que se me dijo
conoce tantas épocas como artes tiene en su hogar? ¿No eres aquel joven
aburrido de los lujos de la vida y vive solo por no convivir con nadie, Un
destacado trabajador de únicamente primeros lugares? [Su voz sonaba firme y
segura].
-Todo
lo que acaba de decir describe a mi persona.
-¿Entonces tienes lo que se
necesita?
-Vuelvo
a decir, no sé qué es lo que usted necesita.
-Eres decidido [me dijo mirándome
directo a los ojos] Apuntas a tus metas y las cumples a toda costa. Amas la
vida tanto como la belleza de la muerte. Conoces todo cuanto me gusta.
-Si
es eso, entonces supongo que tengo lo que busca.
-[se acomodo en su lugar y suavizo
su voz] Tus compañeros hoy no morirán ni se les desangrarán porque no han
venido a eso. Solo le damos una lección a uno de ellos pues ha dejado mal
puesto el nombre de mi taberna y no le perdonare. En una hora o menos saldrán
corriendo por donde entraron. Vendrán aterrados y desnudos; uno de ellos en
particular saldrá con una marca importante. Solo le cumplo un deseo y a la
vez lo hago sufrir.
|
Su
voz aunque seria era muy agradable de oír. Me daba miedo, si, pero también me gustaba
su voz, un timbre suave, ni muy agudo ni muy bajo
No
comprendía nada de lo que decía pero la idea se oía divertida; ellos se
merecían aquello, un poco de humildad no les caería mal: incluso aquello que
los hicieran verse muy pequeños. Yo teniendo todo lo que tengo prefiero la
humanidad a tener que pisar a otro solo por gusto. Además siempre ayude a
crecer a quien me lo pidiera.
Tal como dijo, por donde habían entrado
salieron todos cubriéndose sus partes íntimas con sus manos o ropas mientras todos los demás se reían de
ellos, pero no salió el que nos había invitado. Las risas continuaron por un
rato y luego la música del lugar hizo que todos regresaran a sus asuntos. Después
de unos minutos la música se fue del todo y por la puerta salió una
hermosa mujer de tez oscura, vestía muy
provocativamente. Traía en sus manos una cadena la cual terminaba en el cuello
del hombre, sus ojos los traía vendados y venia gateando cual bebe o mascota de
ella. La mujer hizo una seña de silencio y nadie hizo ruido alguno. El solo
vestía un pantaloncillo de dormir.
-Confía en mí bebe que te llevo con
quien tendrás el mejor sexo de tu vida. Esta noche jamás la olvidaras.
-Lo sé mi chocolatita, confió en ti
y en todo lo que me dices
|
Así
y casi desnudo como estaba fue conducido hasta la chica con la que yo estaba.
La mujer se inclino ante la muchacha de mi mesa y luego se quedo de pie
ofrendando a la “mascota”.
-Estas ante ella bebe y te prometo
que te divertirás como nunca.
-Lo ansió. Buenas noches belleza.
Aunque no la vea la caballerosidad no se debe olvidar.
-¿Así que usted es un don
caballero? ¿Usted quiere sexo divertido? Pues tengo lo que desea señor pero
nada es gratis en la vida, menos en mi taberna.
|
El
tipo se erguió y aun con sus ojos vendados se puso notar su expresión de miedo
en su rostro. La chica hizo un gesto y de a poco la música regreso de nuevo. La
mujer le quitó la venda de los ojos…
-¡¡ MILENA!! Señorita milena, pero
¿Qué significa todo esto?
-tu
lengua tiene el poder de meter en aprietos a quien sea y casualmente tu
siempre sales bien librado. Pero ahora tu acida lengua pagara por sus males.
-Le juro que no tenía intenciones…
[en su voz se oía claramente el miedo]]
-¿de
meternos en problemas con la ley para que me negaran el permiso y la venta de
ciertas bebidas alcohólicas? Además de que me multaran por tener comercio
sexual cuando éste es solo un simple
bar. Estoy segura que esas no eran tus reales intenciones.
-No fui yo señorita Milena, fue mi
compañero, usted lo conoce.
-¿Tu
compañero? [Dijo con tono alto y de admiración] a ver querido. El policía
describió de esta forma a tu compañero, tú me dirás si es él. Joven de
cabello cortó color dorado, no rubio. Ojos pardos y muy serios. Tés blanca,
delgado con ropas descuidadas pero bien arreglado. Buen calzado y adecuada
forma de hablar. Si lo pienso bien eso me suena a tu persona no al gordo
baboso que tienes por compañero [esto último dicho con evidente molestia en
su voz].
-[arrodillado al punto de poner su
cabeza en los pies de ella] Le pido perdón señorita Milena, perdone a este
humilde servidor.
-Tienes
tu perdón querido no lo dudes, pero eso no quiere decir que estas librado de
tu castigo. En unas horas más regresara el oficial de policía a revisar
nuestros permisos e instalaciones y debo permitirle revisar cada rincón
comercial de este lugar. El debe poder entrar en las habitaciones que ahora
son hermosas oficinas gracias a ti y cada chica fue legalmente contratada
para trabajar en esas oficinas. Todo gracias a ti pero no agradeceré lo que
hiciste, no hasta que pagues como quiero que hagas.
Cuando el oficial este revisando las habi-oficinas, tu estarás con él para que lo seduzcas y hagas que revoque demandas y negado de permisos, multas y otros que me afectaron. Ese cuerpo debe de hacer maravillas en cualquier ocasión…
-Pero yo no soy…
-Eres
mi Ramera, desde hoy hasta que todas esas faltas hayan sido saldadas. Que todos sepan que cuando Milena descubre
a los traidores hace que paguen de la forma que más les duele, en tu caso mi
querido, tu ego de hombre, de macho. Si no lo haces serás encadenado en los
bajos suelos y serás presa de mis hombres los cuales gustosos te darán lo que
me negaste, si me lo niegas. En cambio si haces lo que te ordeno tu
reputación seguirá tan buena como hasta hoy.
|
Los
murmullos y risas no se hicieron esperar. La voz de Milena era dura y segura,
al contrario de él que a cada segundo era más opacado por la presencia de ella.
Entonces él se puso de pie y tal como había llegado regreso con la mujer que lo
trajo.
-Mis disculpas joven
Josué, esto era totalmente necesario. De seguro no te molestara más.
- Si lo hace o no es
igual para mí.
|
Ella
solo sonrió luego de beber de su trago. Se acomodó en su silla, de sus
bolsillos sacó un cigarrillo y luego de encenderlo comenzó a fumar. No entendía nada, tenía un enredo de
ideas. Ella se veía como una chica joven de no más de veintiocho como había
dicho Caroline. Vestía unos jeans ajustados a su cuerpo, tacos negros adecuados
a sus jeans, una blusa celeste de botones que solo cerraban para dejar sus
regulares pechos redondos. Además su rostro hacia creer que era aun más joven.
En mi mente trataba de pensar que debía ser obvio que su edad superaba los
cincuenta pero lo lógica decía que era totalmente imposible que una jovencita
tuviera tanta edad.
-Me miras con la curiosidad de un
infante ante sus padres. Pregunta lo que desees y yo veré como solucionar tus
dudas.
-Es
que me parece increíble que siendo una jovencita tengas tanto poder en este
lugar. Me refiero al poder de mando y lo que conlleva. Ese tipo domina a
nuestro jefe y por eso no lo han echado pero tú en unos minutos los dominaste
-¿A caso no asumes la verdad de
todo esto? Se supone que Caroline te instruyó un poco antes de llegar a mí.
Era su misión para contigo.
-Lo
hizo pero aun así no entiendo que siendo de apariencia tan joven todos te
respeten tanto.
-Pues es fácil, mi padre, mi
creador, es dueño de una cadena de bares conocidos del país, además de cinco
tabernas ocultas totalmente legales y esta me la ha obsequiado a mí. Cuando
el nombre de él se escucha todos saben quién es.
-Perdón
pero no suelo frecuentar bar ni taberna alguna. Seguro sabias que no soy muy
sociable y menos en las últimas semanas.
-Lo sé y por lo mismo solo sabrás
su nombre cuando sea necesario y no antes.
|
Luego
de decir esto bebió de su copa y miro a todas partes buscando a Caroline; ella enseguida apareció a su lado reverenciándola
y preguntándole que deseaba. Milena le dijo que me acompañara, que me dejara en
mi casa y luego regresara al bar. No entendía porque quería que me fuera, pero
supongo que era parte de algún plan que tenia para conmigo.
Me despedí de Milena de forma educada y
luego me retire con Caroline. En el camino lo único que ella dijo fue que
siempre debía estar atento a todo lo que me rodeaba, que estuviera preparado
para todo y que jamás perdiera mi esencia. No la entendía pero si se refería a
que jamás dejara de ser como soy eso ya era un hecho, fingir ser alguien mas no
era de mi gusto.
La noche estaba hermosa, despejada y las
estrellas en el cielo se veían más claras cuando mire al cielo. La vida
nocturna acababa ahí y alargar mas la
jornada seria solo darle vueltas a todo lo que no logre en esta oportunidad.
Me
despedí de Caroline y luego entre al edificio y seguido a mi hogar.
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