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jueves, 7 de mayo de 2015

cap 3 la burla del bar

Capitulo 3 “la burla del bar”

Paso una semana desde aquella charla extraña y prometedora. Mis días regresaron y volvieron a ser tan normales como lo eran antes. Pero al contrario de antes, ahora no dejaba de pensar en aquel ofrecimiento, a veces no trabajaba por pensar en ello. Mi jefe notaba mi desempeño que disminuía en comparación con otros días, y aunque no me decían nada porque me tenían estima, yo me daba cuenta que tenían sus ojos sobre mi.

Comencé a hacer investigaciones de arte fino y también de dueños actuales de grandes obras de artes. No encontraba nada que me ayudara a dar con esa misteriosa mujer; También pregunte si alguien sabía algo de la chica que me había investigado pero nadie sabía nada, todo era normalmente extraño. Me tome un mes libre luego de ofrecer a alguien competente en mi reemplazo. Ya no me sentía cómodo en la oficina y comencé a enfermar, sufrí fuertes dolores de cabeza; Estaba totalmente fuera de foco.

Los días seguían como siempre, como si nada hubiese ocurrido. A veces pensaba que todo había sido solo un sueño pero el traje seguía en la caja guardado en mi habitación; Cada vez que lo veía sentía la esperanza de que ella volviera pero no sucedía tal cosa.
A veces imaginaba que tocaba a mi puerta y que vendría con esa mujer que no conocía pero que varias veces idealice como una dama antigua, mujer de treinta años aparentes con una mirada seria y tal vez casi nunca sonreía. De caminar sencillo pero con aire sofisticado. Ropas costosas pero no ostentosas. La imaginaba de muchas formas.

         El mes pasó sin novedades. Aproveche de escribirles a mis padres una carta que jamás entregaría. Les contaba como había bajado mi desempeño laboral y lo que iba a investigar, el encuentro con la joven hermosa, entre otras cosas. Hice un conteo de todo lo que había en casa y regale varias cosas que estaban de más en ella. No estaba buscando el nivel de pobreza pero tampoco quería estar lleno de cosas innecesarias. Quizá solo era una forma de evolucionar en mi vida.
Regrese a la oficina sin problemas y retome mi lugar y a quien me reemplazó lo deje de ayudante ya que no creía ni sentía que regresaba para dar mi cien por ciento.

Un día bastante extraño de comienzo a fin. Pasó algo que si bien no salía de lo usual no era enteramente lo de siempre. Por la mañana como siempre todos saludándose sínicamente y hablando a mis espaldas, nada nuevo. Durante la hora de colación uno de mis compañeros se me acerco y me pidió almorzar conmigo. Yo no me hacia problemas, era inevitable que de alguna u otra manera alguien se sentara a mi lado aun cuando no sabía quién era; así era cuando se elegía comer en el casino de la empresa. Pero yo sabía bien quien era este tipo, o al menos imaginaba cuáles eran sus intenciones conmigo.

Daniel Rodríguez, el de los segundos lugares. El día que yo entre a trabajar su fotografía  se veía por casi todos lados porque él era el empleado del mes y el mejor todo, además de estar en el -qué dirán- de todos. Pero luego de mi llegada nunca compitió a la par con mi esfuerzo y siempre tuvo rendimiento bajo, como si me dejara ser el primero siempre. Por eso era extraño que precisamente él se acercara si yo muchas veces le había arrebatado sus primeros lugares. Lo normal era que siguiera evitándome y fingiera que estaba bien.

-Espero que tu día sea bueno y espero no incomodarte. La gente dice que nos llevamos mal pero por… bueno, tú sabes. Pero no he venido aquí a romper con habladurías de los demás.

No estaba seguro de haberle dado la impresión de estar interesado en el pero siguió hablando como si yo le prestara atención.

-Esta noche unos compañeros y yo iremos a una fiesta y quería saber si te interesaría acompañarnos. He sabido que no sales mucho y sería bueno para que pudieras conocernos y para que conozcas más a los demás.

Tenía hablándome en frente a un cínico y el resto no era mejor que él. Todos ellos arrogantes, mediocres, habladores, cizañeros, mentirosos, arribistas, y hasta sabia que subían de rango en la cama de la jefa. No sabía que exactamente era lo que él quería que conociera; Me era suficiente mi soledad en la oficina y solo me importaba desarrollar bien mi trabajo y regresar a casa.

-nos juntaremos en la estación de metro que esta a una cuadras de aquí y de ahí nos iremos todos juntos al lugar. Creo que es una especie de bar rockero o gótico, no se pero es prometedor ya que es un dato de uno de los compañeros que conocer bien la ciudad.

Aquel que usualmente llegaba tarde y jamás tenía problemas con eso pues en la cama de la secretaria sus faltas desaparecían. A veces me sentía como ellos al saber todo esto, pero yo jamás lo anduve contando con nadie porque no eran mis asuntos. No aplica para ellos, que repartían entre ellos todo tipo de información.

-¿Qué me dices? Estas invitado y no debes pagar nada pues tenemos la entrada liberada gracias a él.
-Con todo respeto, mi desayuno, mi almuerzo y once son los momentos más importantes de mi día y tú lo has interrumpido con tu falsa idea de creer que me interesa juntarme con ustedes. Si no me he relacionado con ustedes en los últimos años, ¿qué te hace pensar que lo haré precisamente esta noche?
 Se llevaba una cucharada  de comida a la boca  y la detuvo a tiempo para no atorarse y sentirse lo bastante mal con mi respuesta. Yo creo que no dudó un segundo en ponerse de pie, llevarse su comida y dejarme solo para ir con sus “verdaderos” amigos. Pero no se fue sin antes decir:

-Bueno, tu veras si asistes o no, yo conté con invitarte para ser buen compañero y restar malos ratos.

Lo había hecho a propósito y al parecer de forma oportuna. Cuando se fue se ubico en una de las mesas donde estaban los demás compañeros. Lo vi recibir diez mil pesos, de seguro era una apuesta para ponerlo a hablar conmigo y supongo que le ayude a ganarla. Yo gané su desprecio y más aun del que ya tenía por mí.

El día laboral murió en la oficina y yo me sentí preso de la curiosidad por saber cual era ese lugar que visitarían. Tenía la leve impresión de que la apuesta no acababa ahí conmigo aunque no quería asistir por evitar juntarme con ellos y ser uno más pero tenía que ir. Tenía la terrible virtud y defecto de que mi curiosidad era enorme y tenía que saciarla a cualquier precio. Quería saber si aquella apuesta tenía un fin mayor en aquel lugar.

Como no quería que me vieran los seguí a escondidas hasta la estación. Use el vagón siguiente de ellos y me perdí al salir de la estación. Luego de unos minutos pude dar de nuevo con ellos y su paradero ya que vi a uno de ellos entrar a un lugar que no parecía otra cosa que una enorme casa. No tenia luces y no había gran ruido y nada indicaba que era el lugar mencionado; Solo pude notar y comprobar luego que era el lugar porque había dos enormes guardias custodiando la puerta de entrada y uno de ellos tenía una libreta la cual contenía los nombres de las personas que podían ingresar. Me acerque a ellos y estos me retuvieron como si quisiera entrar de polizonte.

-Joven, solo los que están invitados y están en la lista pueden entrar. Los demás no tienen acceso alguno. Nadie pasa sobre nosotros.

Era su trabajo y lo entendía. Entonces recordé que yo estaba invitado al igual que ellos y podía entrar. Así que les di mi nombre y los datos que ellos me pidieron y me dejaron pasar.

Por fuera y antes de ver a los guardias, había quedado anonadado con la gran altura de los muros, mas en el interior el patio no se quedaba atrás pues no parecía terminar aun cuando avanzaba rápido. Tenía un camino único en curvas que llevaba hasta la entrada de la casa. El patio tenía altos arbustos, plantas, flores y cosas que lo adornaban y daban al camino el aspecto de ser eterno. Al terminar el camino, una puerta rojo escarlata te daba la bienvenida al oscuro interior. No veía absolutamente nada, solo un tenue camino hecho por pequeñas velas que indicaban por dónde ir. Se sentía como si dentro existiera mucho espacio pero daba miedo aventurarse a comprobarlo y cambiar de rumbo en la oscuridad. Solo camine por el poco iluminado camino que al mirar hacia atrás parecía descender el espiral a cada paso que se daba.

Estuve dando vueltas por dos o tres minutos hasta que llegue a una nueva puerta que parecía verse al otro lado, mas solo era un efecto mental por la poca luz. Si podía asegurar que del otro lado al fin estaba lo que buscaba porque aunque leve se podía oír la música y la luz del interior se podía ver los las orillas de la puerta.

Iba a tocar la puerta y en cuanto puse mi mano se abrió de la nada, pero enseguida note que quien abría la misma era Caroline sonriéndome como si no me hubiera dejado de ver hace ya mucho tiempo.

-Josué bienvenido, es bueno verte de nuevo y más aun aquí. Estas de suerte.
-¿Debería sorprenderme de verte aquí? La última vez te largaste poco tiempo, pero ahora te ausentaste semanas y todo volvió a ser igual que siempre.

Entré y ella cerró la puerta al parecer con seguro. Luego y sin decir más caminó hasta un mini bar y a mí no me quedo más que seguirla olvidando mi propósito. Ella pidió al barman una crema de whisky para mí y para ella solo un trago sencillo, de seguro era una forma de pedido en clave que luego el barman le daría en un pequeño vaso un líquido rojo espeso; Le agradecí por el trago aunque estaba ya muy molesto. Luego ella se ubico en una mesa próxima al mini bar donde había poca iluminación y como no conocía el lugar la acompañe.

-Quiero que veas hacia allá [dijo señalando a donde estaban mis compañeros], se que vienes siguiéndolos y solo uno de ellos ha venido muchas veces y el resto, así como tú, jamás ha pisado este lugar.

Todos estaban sentados en una mesa disfrutando de sus tragos y al parecer no habían notado que los había seguido.

-Ahora quiero que veas bien a las chicas que se acercaran a ellos, solo uno las conoce a todas. Obviamente el que ya había venido antes.

Hermosas chicas se acercaron a la mesa de ellos y como ella decía, como buen anfitrión el se levanto de la silla para presentarlas. Así mismo, con su falsa cortesía hicieron los demás para saludarlas.

-De los seis que son ellos, solo cinco son casados y el anfitrión se divorció hace ya mucho tiempo, el cual visita a diario este lugar.

Yo miraba y escuchaba tratando de asimilar cada información visual y auditiva que me llegaba pero no entendía porque nos habían traído hasta acá. Cuál era el real propósito de traer a tipos de oficina a un lugar como este.

-Las chicas engatusarán a tus compañeros y les invitaran algunos tragos. Luego se retiraran a las habitaciones subterráneas y no saldrán por la puerta principal. Atrás de todos ellos seguirá la mujer que te busca pero no te tientes si quiera a seguirla bajo ningún concepto.

         Todo paso tal cual Caroline dijo, ellos charlaron acaloradamente y ellas pedían sus tragos. Luego de unos minutos se los llevaron a todos, tras ellos una joven mujer castaña muy hermosa  los siguió perdiéndose de la vista. Ella era más de lo que esperaba.
         En mi cabeza se volvieron a formular miles de preguntas como la primera vez, pero ahora las preguntas se amparaban en la curiosidad y el miedo porque no estaba pensando en lo mejor.  Imaginaba que al desaparecer ella de la fiesta, ellos desaparecerían también y jamás los volvería a ver o en el peor de los casos los vería en bolsas llevados por médicos forenses.

Al parecer el miedo se notaba en mi rostro porque Caroline sin quererlo silenció mi mente con sus palabras dulces.

-No morirán y para mañana no recordaran nada más que una noche de pasión. Lo que sucede allá abajo es simple y nadie puede escucharlo por eso tampoco nadie se interesa. Ellas tienen sexo al gusto de ellos y luego los encantaran para que ella beba de su sangre. Más tarde solo borraran el doloroso recuerdo y les dejaran salir por otro lado para que no recuerden como retornar.
-¿Y conmigo será igual? ¿También borraran mi memoria?
-Estás conmigo ahora, nadie te hará nada. Este lugar es de ella, yo le pertenezco y mientras estés conmigo nadie y repito nadie podrá si quiera tocarte.

         Después de oír sus palabras y saber que les pasaría a mis compañeros no me daba seguridad de estar ahí aun cuando estuviera con ella, pero miraba alrededor; al parecer nadie se interesaba en mi y eso me quitaba un poco de miedo de encima, todos estaban en sus asuntos. Aunque había visto poco y nada a la chica vampiro, a mi me parecía que era muy joven, aun mas que la otra muchacha que de seguro lo era también. Debía preguntarle en algún momento si su edad era tal como imaginaba pero no lo haría ni aquí ni ahora.

         Mientras bebíamos no quise decir palabra alguna, solo me mantuve alerta mirando a todas partes sin ser muy evidente. Miraba los detalles del lugar y a las personas en el, como vestían, que hacían, como se comportaban.
Había personas como yo, que parecían salidos de la oficina pero eran los menos. El resto de las personas tenían variadas vestimentas. Algunos muy victorianos, otros de atuendo de metaleros actuales, otros más extravagantes de góticos, algunos maquillados o con aretes vistosos. La música del lugar también hacia lo suyo permitiendo que todo lo que se podía ver no fuera tan grotesco a la vista.

         Pasaron alrededor de dos horas, ella reviso su celular y me dijo que la vampiresa estaba pronta a venir a verme. Me sentí muy nervioso, como si fuese mi primer trabajo o más aun, mi primera novia. Bebí lo que me quedaba en el vaso y comencé a ansiar verla.
A los cinco minutos una mesera se acerco a Caroline y le susurro algo al oído y siguiente a aquello le paso un vaso con un liquido escarlata que asumí podría ser sangre.

-[señalo un lugar de muy poca luz] Allá está y quiere que te acerques tu solo. Descuida que nada te pasara aquí adentro. Y pidió que le lleves esto qué es lo que ella usualmente bebe. Ya entenderás.

         Recibí el vaso y me puse enseguida en pie, mas impulsado por la curiosidad que por ir a por ella. No sabía si esto era buena idea pero algo dentro de mí me decía que tenía que hacerlo y llegar al final. Camine con calma y algo de inseguridad hacia la joven pensando en que debía decirle.

         Demore aproximadamente un minuto en llegar a ella aun cuando la distancia que tenía a ella no era para más de diez segundos.
Busque su mirada cuando llegue a su mesa y me quede de pie, ella solo me miro y sonrió, luego y con su mano hizo un gesto invitándome a sentar. Puse los vasos sobre la mesa y me senté luego a su lado muy nervioso. La miraba de reojo por temor más que por nerviosismo. Su apariencia era la de una jovencita de veinticinco años pero su mirada  era dura y seria. A ratos, cuando ella notaba que yo la observaba, cambiaba su semblante y sonreía. Era extraño estar frente a una joven que tal vez tenía mucha más edad de la que aparentaba.

-¿Tienes lo que se necesita? [pregunto muy seria sin mirarme]
-Em… No sé qué es lo que usted necesita de mí exactamente.
-¿Entonces no eres el joven a quien  busco, aquel que se me dijo conoce tantas épocas como artes tiene en su hogar? ¿No eres aquel joven aburrido de los lujos de la vida y vive solo por no convivir con nadie, Un destacado trabajador de únicamente primeros lugares? [Su voz sonaba firme y segura].
-Todo lo que acaba de decir describe a mi persona.
-¿Entonces tienes lo que se necesita?
-Vuelvo a decir, no sé qué es lo que usted necesita.
-Eres decidido [me dijo mirándome directo a los ojos] Apuntas a tus metas y las cumples a toda costa. Amas la vida tanto como la belleza de la muerte. Conoces todo cuanto me gusta.
-Si es eso, entonces supongo que tengo lo que busca.
-[se acomodo en su lugar y suavizo su voz] Tus compañeros hoy no morirán ni se les desangrarán porque no han venido a eso. Solo le damos una lección a uno de ellos pues ha dejado mal puesto el nombre de mi taberna y no le perdonare. En una hora o menos saldrán corriendo por donde entraron. Vendrán aterrados y desnudos; uno de ellos en particular saldrá con una marca importante. Solo le cumplo un deseo y a la vez lo hago sufrir.
        
Su voz aunque seria era muy agradable de oír. Me daba miedo, si, pero también me gustaba su voz, un timbre suave, ni muy agudo ni muy bajo

         No comprendía nada de lo que decía pero la idea se oía divertida; ellos se merecían aquello, un poco de humildad no les caería mal: incluso aquello que los hicieran verse muy pequeños. Yo teniendo todo lo que tengo prefiero la humanidad a tener que pisar a otro solo por gusto. Además siempre ayude a crecer a quien me lo pidiera.

         Tal como dijo, por donde habían entrado salieron todos cubriéndose sus partes íntimas con sus manos  o ropas mientras todos los demás se reían de ellos, pero no salió el que nos había invitado. Las risas continuaron por un rato y luego la música del lugar hizo que todos regresaran a sus asuntos. Después de unos minutos la música se fue del todo y por la puerta salió una hermosa  mujer de tez oscura, vestía muy provocativamente. Traía en sus manos una cadena la cual terminaba en el cuello del hombre, sus ojos los traía vendados y venia gateando cual bebe o mascota de ella. La mujer hizo una seña de silencio y nadie hizo ruido alguno. El solo vestía un pantaloncillo de dormir.

-Confía en mí bebe que te llevo con quien tendrás el mejor sexo de tu vida. Esta noche jamás la olvidaras.
-Lo sé mi chocolatita, confió en ti y en todo lo que me dices

Así y casi desnudo como estaba fue conducido hasta la chica con la que yo estaba. La mujer se inclino ante la muchacha de mi mesa y luego se quedo de pie ofrendando a la “mascota”.

-Estas ante ella bebe y te prometo que te divertirás como nunca.
-Lo ansió. Buenas noches belleza. Aunque no la vea la caballerosidad no se debe olvidar.
-¿Así que usted es un don caballero? ¿Usted quiere sexo divertido? Pues tengo lo que desea señor pero nada es gratis en la vida, menos en mi taberna.

El tipo se erguió y aun con sus ojos vendados se puso notar su expresión de miedo en su rostro. La chica hizo un gesto y de a poco la música regreso de nuevo. La mujer le quitó la venda de los ojos…

-¡¡ MILENA!! Señorita milena, pero ¿Qué significa todo esto?
-tu lengua tiene el poder de meter en aprietos a quien sea y casualmente tu siempre sales bien librado. Pero ahora tu acida lengua pagara por sus males.
-Le juro que no tenía intenciones… [en su voz se oía claramente el miedo]]
-¿de meternos en problemas con la ley para que me negaran el permiso y la venta de ciertas bebidas alcohólicas? Además de que me multaran por tener comercio sexual  cuando éste es solo un simple bar. Estoy segura que esas no eran tus reales intenciones.
-No fui yo señorita Milena, fue mi compañero, usted lo conoce.
-¿Tu compañero? [Dijo con tono alto y de admiración] a ver querido. El policía describió de esta forma a tu compañero, tú me dirás si es él. Joven de cabello cortó color dorado, no rubio. Ojos pardos y muy serios. Tés blanca, delgado con ropas descuidadas pero bien arreglado. Buen calzado y adecuada forma de hablar. Si lo pienso bien eso me suena a tu persona no al gordo baboso que tienes por compañero [esto último dicho con evidente molestia en su voz].
-[arrodillado al punto de poner su cabeza en los pies de ella] Le pido perdón señorita Milena, perdone a este humilde servidor.
-Tienes tu perdón querido no lo dudes, pero eso no quiere decir que estas librado de tu castigo. En unas horas más regresara el oficial de policía a revisar nuestros permisos e instalaciones y debo permitirle revisar cada rincón comercial de este lugar. El debe poder entrar en las habitaciones que ahora son hermosas oficinas gracias a ti y cada chica fue legalmente contratada para trabajar en esas oficinas. Todo gracias a ti pero no agradeceré lo que hiciste, no hasta que pagues como quiero que hagas.
Cuando el oficial este revisando las habi-oficinas, tu estarás con él para que lo seduzcas y hagas que revoque demandas y negado de permisos, multas y otros que me afectaron. Ese cuerpo debe de hacer maravillas en cualquier ocasión…
-Pero yo no soy…
-Eres mi Ramera, desde hoy hasta que todas esas faltas hayan sido saldadas.  Que todos sepan que cuando Milena descubre a los traidores hace que paguen de la forma que más les duele, en tu caso mi querido, tu ego de hombre, de macho. Si no lo haces serás encadenado en los bajos suelos y serás presa de mis hombres los cuales gustosos te darán lo que me negaste, si me lo niegas. En cambio si haces lo que te ordeno tu reputación seguirá tan buena como hasta hoy.

Los murmullos y risas no se hicieron esperar. La voz de Milena era dura y segura, al contrario de él que a cada segundo era más opacado por la presencia de ella. Entonces él se puso de pie y tal como había llegado regreso con la mujer que lo trajo.

-Mis disculpas joven Josué, esto era totalmente necesario. De seguro no te molestara más.
- Si lo hace o no es igual para mí.

         Ella solo sonrió luego de beber de su trago. Se acomodó en su silla, de sus bolsillos sacó un cigarrillo y luego de encenderlo comenzó a fumar. No entendía nada, tenía un enredo de ideas. Ella se veía como una chica joven de no más de veintiocho como había dicho Caroline. Vestía unos jeans ajustados a su cuerpo, tacos negros adecuados a sus jeans, una blusa celeste de botones que solo cerraban para dejar sus regulares pechos redondos. Además su rostro hacia creer que era aun más joven. En mi mente trataba de pensar que debía ser obvio que su edad superaba los cincuenta pero lo lógica decía que era totalmente imposible que una jovencita tuviera tanta edad.

-Me miras con la curiosidad de un infante ante sus padres. Pregunta lo que desees y yo veré como solucionar tus dudas.
-Es que me parece increíble que siendo una jovencita tengas tanto poder en este lugar. Me refiero al poder de mando y lo que conlleva. Ese tipo domina a nuestro jefe y por eso no lo han echado pero tú en unos minutos los dominaste
-¿A caso no asumes la verdad de todo esto? Se supone que Caroline te instruyó un poco antes de llegar a mí. Era su misión para contigo.
-Lo hizo pero aun así no entiendo que siendo de apariencia tan joven todos te respeten tanto.
-Pues es fácil, mi padre, mi creador, es dueño de una cadena de bares conocidos del país, además de cinco tabernas ocultas totalmente legales y esta me la ha obsequiado a mí. Cuando el nombre de él se escucha todos saben quién es.
-Perdón pero no suelo frecuentar bar ni taberna alguna. Seguro sabias que no soy muy sociable y menos en las últimas semanas.
-Lo sé y por lo mismo solo sabrás su nombre cuando sea necesario y no antes.

         Luego de decir esto bebió de su copa y miro a todas partes buscando a Caroline; ella  enseguida apareció a su lado reverenciándola y preguntándole que deseaba. Milena le dijo que me acompañara, que me dejara en mi casa y luego regresara al bar. No entendía porque quería que me fuera, pero supongo que era parte de algún plan que tenia para conmigo.
         Me despedí de Milena de forma educada y luego me retire con Caroline. En el camino lo único que ella dijo fue que siempre debía estar atento a todo lo que me rodeaba, que estuviera preparado para todo y que jamás perdiera mi esencia. No la entendía pero si se refería a que jamás dejara de ser como soy eso ya era un hecho, fingir ser alguien mas no era de mi gusto.

         La noche estaba hermosa, despejada y las estrellas en el cielo se veían más claras cuando mire al cielo. La vida nocturna acababa ahí  y alargar mas la jornada seria solo darle vueltas a todo lo que no logre en esta oportunidad.


Me despedí de Caroline y luego entre al edificio y seguido a mi hogar.

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