no sabia como llamar a esta entrada pero tengo algo de rabia guardada y pues este día 29 se me acumularon todas.
comenzare por recordar el pasado porque me sirve de referencia ante el presente y un posible futuro que no existe.
de alejandra y otras cosas aprendí del gusto por la sangre y las heridas. cosas que con el tiempo deje. el gusto del desenfreno y la adrenalina (en cierta forma). pero cuando intente evitarlo no pude porque ame todo aquello y mas.
con camila paso al parecido arrojado a la salud. el mal sueño, el descansar poco y desvelarse o porque si o por estudios. trate de indicarle un camino de salud pero ni así.
busco destruirse sola y aun cuando trate de evitarlo supe que no podía hacerlo, no por ella si no que por mi. con ella vivía la adrenalina de hacer X("....") y de paso el daño del clima.
me deje morir un poco por ella pero analizarlo hacia atrás y verme ahora es mejor.
ahora es mi actual novia, a la persona que siento que amo. pero es lo mismo que antes,
ella ya vivía así desde años antes de conocerme. ya tenia sus esfuerzos en sus hombros en muchos ámbitos, tanto académicos como otros.
y ahora me toco perderme algo que esperaba hace años y lo hice por ella y su salud. no se encontraba bien y no estaba dispuesto a exponerla a empeorarla y menos a encerrarla con su fobia a los lugares cerrados.
no negare jamas que disfrute pasar la noche con ella y cuidar de ella. estoy enamorado pero tengo limites.
entiendo que no logre dormir por ABC motivos que no contare porque no creo que sea correcto, pero si no puedes dormir por normalidad, busca momentos de sueño, y no busques desvelarte mas con la escusa de "he estado peor".
sinceramente no quiero estar enamorado de alguien que quiere morir. no es mi mundo, puedo arrojarme a tu vida y seguirte pero ten claro que nunca te seguiré a donde no puedo ir. si no quieres cuidar de tu salud no me hagas a mi perder mi tiempo, amor y confianza.
no quiero perder mi tiempo velando por ti si tu misma no velaras por ti.
si, estoy molesto esta noche, porque te amo y no quiero verte sufrir por temas de salud.
pero no puedo hacer mas.
A JODERSE EL MUNDO
YA DIJE.
CADA UNO VERA COMO SE LO TOMA.
YA ME DESCARGUE
sábado, 30 de mayo de 2015
jueves, 7 de mayo de 2015
cap 9 (sin nombre)
Capítulo
9
Después
de una semana que paso deje de sentir esa intensa molestia pero no me quedaban
ganas de volver a ver algo así. No quería presencia otra muerte, pero no podía
negar que al menos un mínimo porcentaje de mi ser quería volver a ese mundo tan
retorcido. Sentía que en casa no había nada que hacer, había un vacío enorme
que solo lo llenaba el aterrante mundo que me daba Milena y los suyos.
Al
menos este tiempo a solas me serviría para reponerme de lo vivido y pensar bien
que era lo que quería para mi vida y si ellas estaban en mis planes.
La
siguiente semana fue aburrida casi en su totalidad. El día lunes volví a pintar
como hacía de más joven, al menos el talento no se había ido y con un poco de práctica
podía mejorarlo. También otra vez escribí
cartas a mis padres que jamás entregaría. Ya se me estaban juntando dentro de
un cajón en mi pieza.
Necesitaba
desahogarme pero no tenía amigos con quien hacerlo, y aun si los tuviera, creo
que no sería capaz de contarles las cosas que había vivido y las conclusiones a
las que llegaba porque seguro creerían que yo estaba loco. A veces a modo de
broma lo comentaba con el recepcionista pero él no se creía una palabra de lo
que le decía aunque fuera cierto.
El
día martes dormí casi todo el día, estaba desganado y con pocas intenciones de
levantarme. Lo hice eventualmente, pero después de las cinco de la tarde. Me levante
y estuve en el living leyendo libros todo lo que quedo de día y parte de la
noche. Me mantuve despierto hasta las 6 de la mañana bebiendo café.
Día
miércoles también dormí mucho. Desperté a las 4 de la tarde y Salí a dar un
paseo al museo de bellas artes. Tenía intenciones de aprender o reconocer las
obras antiguas y nuevas que había. Necesitaba recrear la mente y rehacer mis días
porque tenía claro que ellas regresarían pero también me quería auto obligar a
no pensar en ellas. Después del museo me fui caminando al cerro san Cristóbal y
trate de recorrerlo lo más posible. Como andaba bien abrigado no me hizo
problema el que la noche me encontrara aun entre la naturaleza. Sabia como
evadir a los guardias de seguridad, además de que el lugar era amplio y
esconderse ahí es súper fácil.
Regrese
a casa como a las once con cincuenta y me tendí en la cama pero no dormí. Estaba
cansado y era lo que en cierta forma necesitaba. Ocupar mi día, mi mente en alguna
cosa. Me quede tendido en la cama mirando el techo por varios minutos. Luego me
pare a tomar algo de agua y a comer porque se me había abierto el apetito y tenia
deseos de comer mucho.
No
recuerdo a qué horas me dormí, solo recuerdo que de tanto comer y junto al
cansancio corporal, me dio mucho sueño y caí rendido en el sofá del living. Desperté
con el ruido del televisor que pasaba las noticias internacionales. Había soñado
que Lepanto al fin caía en manos de la ley y era juzgado públicamente como
vampiro, con los mismos castigos de la edad media.
Cap 8 La Fiesta de sangre
Capítulo 8 La
Fiesta de sangre
Desperté en mi cama gracias a la estruendosa alarma
que tenía mi reloj despertador ubicado en la mesita de noche junto a mi cama.
Me dolía la cabeza, sentía como si tuviera una fuerte resaca; además tenía
mucha hambre así que me levante.
Me senté en la orilla de mi cama y note que aun tenía
puesta la ropa que había usado en la noche. Mire la hora y eran ya las diez y
treinta minutos de la mañana. Pensaba que todo había sido un terrible sueño, pero
despertar aun con la ropa que traía puesta anoche era prueba de lo real que
todo había sido.
Me puse de pie y abrí las cortinas y el sol me dio de
lleno en la cara y tuve que apartarme para que no me molestara tanto. Luego me
acerque a la puerta de mi habitación, la abrí y lo que vi no era parte de mi
casa. Un pasillo alfombrado en color carmesí con cuadros que no reconocía,
además de que era un pasillo muy largo, cuando en mi casa el pasillo era de
unos pocos metros que daban a la cocina.
Miré el suelo y vi que a mis pies había un sobre que dentro tenía una carta la cual leí enseguida.
Miré el suelo y vi que a mis pies había un sobre que dentro tenía una carta la cual leí enseguida.
“Buenos días o tardes.
Ruego me perdones estimado Josué, me tomé la libertad de replicar tu
habitación en su totalidad en mi mansión para protegerte. Espero no te sea
del todo molesto. Me lo ha solicitado
Milena por si te asalta la duda.
Junto a tu cama, en tu mesita
de luz (si, también la saqué) dejé el comunicador por si necesitas algo para
que nuestro mayordomo te ayude. Tenemos de todo así que no te preocupes y
siéntete como en tu casa.
PD: también me traje todo
tu guardarropa, si quieres ir a trabajar lo puedes hacer. Le dije al
mayordomo que te lleve aunque tu auto también está en mi casa, bueno uno que
yo te compre de regalo ya que del edificio donde vives no me dejaron sacar tu
auto.”.
|
Cerré la puerta regresando a la habitación, estaba
sorprendido y algo asustado. Mire la habitación y si, era como la mía, el tamaño,
el mismo guardarropa, la habitación de baño, mis cuadros, ventanas, papel
mural, todo.
Me dirigí al baño y me di una ducha de treinta minutos y luego de secarme me vestí para ir a trabajar. Revise la hora, las once y cincuenta minutos, entonces tomé el comunicador y le pedí al mayordomo que viniera hasta la habitación. A los diez minutos llegó con la bandeja que tenía mi desayuno.
Cap 7 “el primero en morir”
Capítulo 7 “el
primero en morir”
Michael miró su reloj de pulsera de oro y yo hice lo
mismo con el mío; ya eran las dos y cincuenta y un minutos de la madrugada.
Esto aparte de emocionante me preocupaba por el horario. Solo esperaba realizar
bien el pedido para luego ir a dormir a mi casa. Aunque si era sincero conmigo
mismo, dormir era de las últimas cosas que debía preocuparme.
-Señor Michael, no es mi intención ir en
su contra pero su plan tiene un fallo. Digamos que sí creo que ustedes son
vampiros y tienes sus debilidades, entonces, si no me equivoco ustedes deben
descansar en cuanto amanezca ya que es cuando más débiles son.
-Mi audaz y desconfiado
Josué, jamás te dejaré solo si es lo que te preocupa. Mis hombres estarán
vigilándote cuando deba ir yo a descansar y te darán la información que
necesites y pedirán informes de todo en cuanto acabes. Y si lo deseas luego
puedes venirte con ellos a descansar aquí en mi morada.
|
Dicho
esto me dispuse a seguir a Caroline y a prima hasta el estacionamiento donde
estaban las motocicletas. Tenía por su
puesto más dudas sobre lo que iba a realizar pero no quería pasar por tonto al
preguntar mucho.
La
motocicleta de Prima era roja deportiva, Kawasaki 2003 ninja. Bueno, en
realidad nunca supe mucho de motocicletas de ningún tipo, me gustaba ver de vez
en cuando las carreras o ver pasar a los motociclistas pero mi gusto no pasaba
de ser eso. Yo solo subí con Prima, y luego de ponernos cascos dio marcha a la
moto y avanzamos, enseguida nos siguió de cerca Caroline. Yo me abrase fuerte a
Prima a razón de la velocidad que llevábamos y el miedo que sentí al ser la
primera vez que subía a una motocicleta.
Ahora si
pude ver por donde habíamos llegado pero aun así no conocía el lugar y no quise
preguntar nada porque lo oirían Michael
y Milena y de seguro eso les daría una mala impresión de mis conocimientos;
Solo trate de ver con la poca luz de la luna y las mismas motos el camino que
llevábamos. Ya para entonces eran las tres y treinta y siete minutos.
Llegamos a destino como a las cuatro y cinco minutos teniendo en cuenta que viajamos a toda velocidad evadiendo las leyes de la calle. Buscamos la entrada trasera del local pero ya estaba cerrado al público general y aun así se veía luz y se oía ruido dentro. Prima toco la puerta a modo de clave y a los minutos alguien le abrió y nos hizo pasar a ambos. Preguntaron qué asunto nos traía hasta acá y Prima de forma seria y de pocos amigos dijo que veníamos a comprar algo de arte. Al parecer la respuesta convenció a la persona y nos indico el camino hasta la barra del local. A los diez minutos después entro Caroline con menos dificultades que nosotros y se ubicó en una de las mesas menos iluminadas y enseguida le pusieron un trago en ella.
-Mi estimado [escuche
en el comunicador escondido en mi oreja] te habla Michael. Ya te tenemos a vista.
A tu derecha y a tres hombres de ti esta tu objetivo. Ve con él y háblale
directo de las empresas Lepanto, seguro sabrá que decir. También no olvides
leer lo que te dará Prima.
-[hable
disimulado] Sugiero hacerlo de otra
forma no tan evidente ya que Caroline también esta acá y será sospechoso.
-Está bien, lo
dejo en tus manos. Estaré vigilando, cambio y fuera.
|
Traía conmigo una fotografía de un cuadro de Rembrandt
que hace tiempo estaba buscando y me pareció útil abordar al hombre con
aquello. Pero antes de hacerlo Prima me acerco una carpeta que traía consigo.
Esta carpeta tenía las indicaciones del tipo que iba a abordar.
Cap 6 “presentaciones y temor”
Capítulo 6
“presentaciones y temor”
Gabriel abrió la puerta de par en par, las puertas de
entrada al gran comedor de reuniones. Allí había una larga mesa de diez ubicaciones
por lado y dos sitiales en cada extremo destinados al señor y señora de la
casa. Todo de hermoso diseño, las sillas de madera de roble con tallados que
daban la sensación de tocar el mismo árbol. Los sitiales en sus patas tenían
diseño de patas felinas para mostrar el poderío del señor de la casa, o al
menos eso me pareció.
La mesa estaba cubierta por un mantel color blanco invierno con un pequeño diseño de rosas rojas. Sobre esta había cubiertos de plata en cada lugar que iba a ser ocupado y copas altas de cristal que seguramente en ellas servirían vino. Todo tan ostentoso que me hacía sentir incomodo. Todo estaba perfectamente preparado para una muy seria reunión.
Entramos
y Gabriel se adelantó para movernos las sillas y permitirnos sentar; fue muy
educado al hacerlo, como si alguien lo vigilara. Luego él se sentó a la
izquierda de Caroline y de ahí nadie lo movió; solo espero en silencio y con
cierto miedo en la mirada. Caroline sonrió al verlo y luego reviso su teléfono y sonrió aun más.
-Querido
cachorro ya están aquí.
|
Ambos miraron la puerta por donde antes habíamos
entrado; Caroline ansiosa y Gabriel con miedo. Yo mire con curiosidad porque no
sabía nada del asunto de ellos. Imaginaba que por la puerta aparecería un
enorme hombre de aspecto feroz junto a otros no muy diferentes, todos junto a Milena.
La
puerta se abrió de par en par gracias al mayordomo apostado en ella. Hizo pasar
al señor de la casa junto a milena y sus invitados indicándole sus lugares en
la mesa.
El
primero de ellos, era un joven alto aun más que yo, usaba el cabello largo y
liso, tomado en una coleta. Vestía un largo abrigo de cuero negro que traía
abierto dejando ver así una camisa de seda gris. Además usaba unos pantalones
de cuero negro ajustados a su cuerpo. Este sonreía feliz al entrar, pero cuando
cruzo las miradas con Gabriel su semblante alegre cambió radicalmente a una
seriedad impenetrable. Tras él le seguía una mujer de tés oscura de la misma
estatura. Traía puesto un hermoso vestido
gris con líneas blancas verticales. Su cabello era corto y riso sujetado con
una hermosa cinta blanca invierno. Llevaba puesta una blusa celeste con un
escote que permitía ver parte de su enorme busto. Ella también sonreía al
entrar como el joven, y así como el, ella también cruzo miradas con Gabriel y
su semblante cambio drásticamente.
Ambos se
sentaron a la izquierda del señor y señora de la casa, pero no sin antes dar
una respetuosa reverencia y un saludo cordial tanto a mí como a Caroline.
Luego entró Milena seguida de un hombre de unos
aparentes treinta años. Usaba barba del tipo candado perfectamente rasurada;
vestía un traje de dos piezas con una camisa de color crema adornada con una
corbata plateada. Miré mis prendas y agradecí para mis adentros haber usado lo
que me había dado Milena y no haberme negado a ello.
Ambos
ocuparon los lugares del señor y señora de la casa. Ya estábamos todos juntos,
los que debíamos estar en la mesa, era momento de comenzar la velada. El
mayordomo sirvió a todos un poco de vino pero yo no quise beber después de lo
ocurrido con Gabriel. Luego me sirvieron solo a mí un plato con arroz con un
trozo de carne al jugo. Comencé a comer y tanto Michael como sus invitados se
quedaron mirándome.
-¿Te acuerdas de la última vez que
comiste algo así Pri? [dijo el invitado]
-La verdad no lo recuerdo. Han pasado muchos años ya desde que probé comida normal [respondió ella sin interés] -Te doy a diez de mis criados si te comes al menos un plato como ese. -Apenas tienes tres y todos te obedecen ¿Acaso quieres una razón para pedirme un favor? -[luego interrumpió Michael] Prima, Zucor, ya es suficiente de molestar a nuestro invitado. Mejor dejémosle que se alimente en paz, para que luego comencemos nuestros asuntos de esta noche.
Amigos míos, hijo querido, mi estimada
Milena, doy por comenzada la velada de esta noche donde serán libres de acto
y palabra.
|
Tanto Prima como Zucor intentaron levantarse de la
mesa pero solo basto una mirada de Michael para que ellos retornaran a sus
lugares....
Cap 5 “quien no debería estar vivo, Gabriel
Capítulo 5
“quien no debería estar vivo, Gabriel”
Llegamos
a la dichosa dirección donde se supone estaba la mansión, nos bajamos de la
limusina y note que ya no estábamos en Santiago; una razón era que tardamos demasiado
en llegar, alrededor de cuarenta minutos y teniendo en cuenta que iba
conduciendo rápido. Pensé en mis posibilidades y solo me deje llevar. Enfoque mi
vista en la mansión, una edificación enorme y muy hermosa de patios
enverdecidos con hermosos y bien cuidados arbustos. Algunos árboles en la
entrada daban una agradable y hermosa
bienvenida.
Caroline bajo de la limusina y se
acerco al citófono y hablo un par de cosas y enseguida se abrieron las rejas de
entrada a los vehículos. Ella regreso a la limusina, entró y el chofer nos
llevo dentro del patio de la mansión con dirección al estacionamiento.
Luego de bajar del vehículo nos fuimos
por un camino de enredaderas que nos llevaba hasta la entrada de la mansión y
su encanto tan detallista. Caroline llamo a la puerta y enseguida se abrió saliendo a recibirnos el
mayordomo. Tanto Caroline como yo reverenciamos al mayordomo como cortesía y
saludo. Luego ella aviso que veníamos de parte de Milena y Michael y el hombre
nos dejo pasar.
En el interior se dejaba ver más belleza.
Un piso reluciente de rojo escarlata en el cual se podía uno reflejar un poco.
Frente a nosotros una enorme escalera que llevaba al segundo nivel de izquierda
a derecha. La escalera era alfombrada y estaba en el centro de la misma
perfectamente barnizada. Daba la
impresión de ser una mansión del tipo de las casas coloniales de siglos atrás.
A nuestra derecha y abierto de par en par estaba la entrada a un, a simple
vista, enorme salón que de seguro usaban para grandes reuniones y asuntos de
gran importancia. A nuestra izquierda varias puertas cerradas a salas que posiblemente
conoceríamos. En los muros había cuadros tanto de paisajes hermosamente
pintados como de personalidades de la historia mundial, así también como otros hombres
y mujeres que desconocí. No me atreví a preguntar quienes eran.
Había un cuadro, hasta arriba de las escaleras, de un hombre que se veía de pie erguido orgulloso de sí mismo. Bestia ropas militares de épocas pasadas y daba la impresión de ser el señor de la casa, el señor Michael que más tarde Milena se encargo de sacarme de dudas.
El mayordomo nos invito a pasar
pidiéndonos nuestros abrigos. Caroline traía uno puesto así que se lo entrego
mientras yo seguía maravillado de tanta belleza. Luego el hombre nos guió hasta
el despacho de Michael que estaba en una de las puertas a la izquierda de la
entrada. Tocó tres veces la puerta y una vez que llegamos la abrió
anunciándonos:
-Lo que el joven
estaba esperando ya ha llegado. La señorita Caroline con un acompañante.
-[una suave voz
se escucho decir] que pasen George, yo
me encargo del resto. Muchas gracias.
|
Entramos y vimos sentado en una cómoda silla, de pies
sobre un finísimo mesón, a un joven de aparentes diesiocho años que sonreía con
propiedad.
-Pequeño Gabriel [dijo Caroline
adelantándose a las palabras del joven],
tu siempre estás en medio de los problemas de tu padre. Quizá un día lo maten
y vengan luego por ti por el asunto que tú ya sabes.
-No es tu
problema [dijo molesto pero recuperando la compostura enseguida], pero como
siempre eres bienvenida y es un agrado poder tenerte cerca en mi morada.
Jamás creí que vinieras tan pronto y sin tu señora cuidando tus espaldas.
-No he venido a aceptar tu estúpida oferta
si es lo que crees. Vengo por asuntos de Milena y tu creador.
-No puedes negar
que juntos lo pasábamos bien. Y por Michael, el no está, está en el hotel,
asumo por nuestro asunto.
-Ya todo el concilio sabe que estas acá
escondido y que has salido a cazar en contra de las leyes que te ha impuesto
Michael. El juró protegerte por mucho tiempo y sabes porque has estado ahí,
que tu vida depende de él.
-Ahora recitaras
de memoria las leyes de los vampiros y me dirás cuanta suerte tengo de tener
a un Sire tan bondadoso como Michael. No repitas las basuras del consejo en
mi presencia, las conozco muy bien.
-…este tema me aburre, solo he venido
por asuntos de Milena. De otra forma me hubiese quedado en casa evitando ver
tu hermoso rostro engreído.
-Se que me amas pero no toleras mi forma de ver al mundo. -Dime ¿Por qué discuto contigo cuando debería estar atendiendo otros asuntos mientras llegan nuestros señores? -El no está ¿Qué quieres que haga? Podría hacer tu vida más llevadera si te portas bien conmigo. -Vengo acompañada de un amigo de Milena y le debo respeto, mucho más del que te tengo a ti, pequeño engreído. |
Escuché atento la discusión entre ellos como si yo no
estuviera ahí, a ratos mirando mi reloj de muñeca que marcaba las doce
cincuenta de la noche.
Pero cuando ella me mencionó, el muchacho me busco con
la mirada y me vio como si fuera un pedazo de carne recién servido. Me sentí
tan incomodo que cual un niño me escondí atras de Caroline.
-Tranquilo [me dijo ella
consolándome] Gabriel ladra fuerte
pero es muy cobarde para morder.
|
cap 4 miedo y encierro
Capítulo 4
“miedo y encierro”
Pasaron
dos semanas desde aquella noche. Nadie vino a mi casa, no había nota o aviso
alguno, no había mensajes de correos electrónicos o mensajes de celular, nada
de eso. Ya veía de donde Caroline tenía la costumbre de desaparecer; todo venia
de Milena.
Mi vida volvía a ser la monotonía de
siempre y sin ellas no había otra cosa que el trabajo y mi apartamento. A veces
pensaba que podría ser mejor ser el acompañante
de Milena, así no estaría tan aburrido de la vida.
Comencé a escribir cada cosa que me
ocurría a modo de diario de vida para ver que era aquello que podía agradarle
de mí o no a Milena. Quería saber porque
me había elegido existiendo tanto joven conocedor de arte y mucho mejor que yo
incluso, que llegan a ser grandes eruditos. ¿Qué era lo que me hacia tan
especial para ella?.
Las dos semanas siguientes tampoco aparecieron y para entonces tenía casi terminado el cuaderno de lo que actualmente era mi vida. También investigue a ciertos grandes conocedores de arte en todos sus aspectos y como todos ellos, teníamos en común el gusto por la soledad de vez en cuando, el gusto por el arte en todas sus expresiones. Pero de entre todo lo que investigue y lo que escribí de mí, nada era indicio de porqué yo. Necesitaba las respuestas.
Las dos semanas siguientes tampoco aparecieron y para entonces tenía casi terminado el cuaderno de lo que actualmente era mi vida. También investigue a ciertos grandes conocedores de arte en todos sus aspectos y como todos ellos, teníamos en común el gusto por la soledad de vez en cuando, el gusto por el arte en todas sus expresiones. Pero de entre todo lo que investigue y lo que escribí de mí, nada era indicio de porqué yo. Necesitaba las respuestas.
Una
noche, cuando eran alrededor de las nueve de la noche, sonó el teléfono del apartamento, era un aviso del conserje:
-Señor, dos jovencitas dicen
conocerlo y desean saber si les permite subir a su piso.
-¿Cómo
son ellas, como se ven George?
-Una de ellas mide aproximadamente
un metro cincuenta, parece que tiene unos veinte años pero su mirada indica
más edad. La otra es un par de centímetros más alta, de buen vestir y tiene
aproximadamente veinticinco años o veintiséis.
-Son
ellas [dije pensando en voz alta], déjelas subir, muchas gracias.
|
cap 3 la burla del bar
Capitulo 3 “la burla del bar”
Paso
una semana desde aquella charla extraña y prometedora. Mis días regresaron y
volvieron a ser tan normales como lo eran antes. Pero al contrario de antes,
ahora no dejaba de pensar en aquel ofrecimiento, a veces no trabajaba por
pensar en ello. Mi jefe notaba mi desempeño que disminuía en comparación con
otros días, y aunque no me decían nada porque me tenían estima, yo me daba
cuenta que tenían sus ojos sobre mi.
Comencé
a hacer investigaciones de arte fino y también de dueños actuales de grandes
obras de artes. No encontraba nada que me ayudara a dar con esa misteriosa
mujer; También pregunte si alguien sabía algo de la chica que me había investigado
pero nadie sabía nada, todo era normalmente extraño. Me tome un mes libre luego
de ofrecer a alguien competente en mi reemplazo. Ya no me sentía cómodo en la
oficina y comencé a enfermar, sufrí fuertes dolores de cabeza; Estaba
totalmente fuera de foco.
Los
días seguían como siempre, como si nada hubiese ocurrido. A veces pensaba que
todo había sido solo un sueño pero el traje seguía en la caja guardado en mi
habitación; Cada vez que lo veía sentía la esperanza de que ella volviera pero
no sucedía tal cosa.
A
veces imaginaba que tocaba a mi puerta y que vendría con esa mujer que no
conocía pero que varias veces idealice como una dama antigua, mujer de treinta
años aparentes con una mirada seria y tal vez casi nunca sonreía. De caminar
sencillo pero con aire sofisticado. Ropas costosas pero no ostentosas. La
imaginaba de muchas formas.
El mes pasó sin novedades. Aproveche de
escribirles a mis padres una carta que jamás entregaría. Les contaba como había
bajado mi desempeño laboral y lo que iba a investigar, el encuentro con la
joven hermosa, entre otras cosas. Hice un conteo de todo lo que había en casa y
regale varias cosas que estaban de más en ella. No estaba buscando el nivel de
pobreza pero tampoco quería estar lleno de cosas innecesarias. Quizá solo era
una forma de evolucionar en mi vida.
Regrese
a la oficina sin problemas y retome mi lugar y a quien me reemplazó lo deje de
ayudante ya que no creía ni sentía que regresaba para dar mi cien por ciento.
Un
día bastante extraño de comienzo a fin. Pasó algo que si bien no salía de lo
usual no era enteramente lo de siempre. Por la mañana como siempre todos
saludándose sínicamente y hablando a mis espaldas, nada nuevo. Durante la hora
de colación uno de mis compañeros se me acerco y me pidió almorzar conmigo. Yo
no me hacia problemas, era inevitable que de alguna u otra manera alguien se
sentara a mi lado aun cuando no sabía quién era; así era cuando se elegía comer
en el casino de la empresa. Pero yo sabía bien quien era este tipo, o al menos
imaginaba cuáles eran sus intenciones conmigo.
Daniel
Rodríguez, el de los segundos lugares. El día que yo entre a trabajar su
fotografía se veía por casi todos lados
porque él era el empleado del mes y el mejor todo, además de estar en el -qué
dirán- de todos. Pero luego de mi llegada nunca compitió a la par con mi
esfuerzo y siempre tuvo rendimiento bajo, como si me dejara ser el primero
siempre. Por eso era extraño que precisamente él se acercara si yo muchas veces
le había arrebatado sus primeros lugares. Lo normal era que siguiera evitándome
y fingiera que estaba bien.
-Espero que tu día sea bueno y
espero no incomodarte. La gente dice que nos llevamos mal pero por… bueno, tú
sabes. Pero no he venido aquí a romper con habladurías de los demás.
|
No
estaba seguro de haberle dado la impresión de estar interesado en el pero
siguió hablando como si yo le prestara atención.
-Esta noche unos compañeros y yo
iremos a una fiesta y quería saber si te interesaría acompañarnos. He sabido
que no sales mucho y sería bueno para que pudieras conocernos y para que
conozcas más a los demás.
|
Tenía
hablándome en frente a un cínico y el resto no era mejor que él. Todos ellos
arrogantes, mediocres, habladores, cizañeros, mentirosos, arribistas, y hasta
sabia que subían de rango en la cama de la jefa. No sabía que exactamente era
lo que él quería que conociera; Me era suficiente mi soledad en la oficina y
solo me importaba desarrollar bien mi trabajo y regresar a casa.
-nos juntaremos en la estación de
metro que esta a una cuadras de aquí y de ahí nos iremos todos juntos al
lugar. Creo que es una especie de bar rockero o gótico, no se pero es
prometedor ya que es un dato de uno de los compañeros que conocer bien la
ciudad.
|
Aquel
que usualmente llegaba tarde y jamás tenía problemas con eso pues en la cama de
la secretaria sus faltas desaparecían. A veces me sentía como ellos al saber
todo esto, pero yo jamás lo anduve contando con nadie porque no eran mis
asuntos. No aplica para ellos, que repartían entre ellos todo tipo de
información.
-¿Qué me dices? Estas invitado y no
debes pagar nada pues tenemos la entrada liberada gracias a él.
-Con
todo respeto, mi desayuno, mi almuerzo y once son los momentos más
importantes de mi día y tú lo has interrumpido con tu falsa idea de creer que
me interesa juntarme con ustedes. Si no me he relacionado con ustedes en los
últimos años, ¿qué te hace pensar que lo haré precisamente esta noche?
|
-Bueno, tu veras si asistes o no,
yo conté con invitarte para ser buen compañero y restar malos ratos.
|
Lo
había hecho a propósito y al parecer de forma oportuna. Cuando se fue se ubico
en una de las mesas donde estaban los demás compañeros. Lo vi recibir diez mil pesos,
de seguro era una apuesta para ponerlo a hablar conmigo y supongo que le ayude
a ganarla. Yo gané su desprecio y más aun del que ya tenía por mí.
El
día laboral murió en la oficina y yo me sentí preso de la curiosidad por saber
cual era ese lugar que visitarían. Tenía la leve impresión de que la apuesta no
acababa ahí conmigo aunque no quería asistir por evitar juntarme con ellos y
ser uno más pero tenía que ir. Tenía la terrible virtud y defecto de que mi
curiosidad era enorme y tenía que saciarla a cualquier precio. Quería saber si
aquella apuesta tenía un fin mayor en aquel lugar.
Como
no quería que me vieran los seguí a escondidas hasta la estación. Use el vagón
siguiente de ellos y me perdí al salir de la estación. Luego de unos minutos
pude dar de nuevo con ellos y su paradero ya que vi a uno de ellos entrar a un
lugar que no parecía otra cosa que una enorme casa. No tenia luces y no había
gran ruido y nada indicaba que era el lugar mencionado; Solo pude notar y comprobar
luego que era el lugar porque había dos enormes guardias custodiando la puerta
de entrada y uno de ellos tenía una libreta la cual contenía los nombres de las
personas que podían ingresar. Me acerque a ellos y estos me retuvieron como si
quisiera entrar de polizonte.
-Joven, solo los que están
invitados y están en la lista pueden entrar. Los demás no tienen acceso
alguno. Nadie pasa sobre nosotros.
|
Era
su trabajo y lo entendía. Entonces recordé que yo estaba invitado al igual que ellos
y podía entrar. Así que les di mi nombre y los datos que ellos me pidieron y me
dejaron pasar.
Por
fuera y antes de ver a los guardias, había quedado anonadado con la gran altura
de los muros, mas en el interior el patio no se quedaba atrás pues no parecía
terminar aun cuando avanzaba rápido. Tenía un camino único en curvas que
llevaba hasta la entrada de la casa. El patio tenía altos arbustos, plantas,
flores y cosas que lo adornaban y daban al camino el aspecto de ser eterno. Al
terminar el camino, una puerta rojo escarlata te daba la bienvenida al oscuro
interior. No veía absolutamente nada, solo un tenue camino hecho por pequeñas
velas que indicaban por dónde ir. Se sentía como si dentro existiera mucho
espacio pero daba miedo aventurarse a comprobarlo y cambiar de rumbo en la
oscuridad. Solo camine por el poco iluminado camino que al mirar hacia atrás
parecía descender el espiral a cada paso que se daba.
Estuve
dando vueltas por dos o tres minutos hasta que llegue a una nueva puerta que
parecía verse al otro lado, mas solo era un efecto mental por la poca luz. Si
podía asegurar que del otro lado al fin estaba lo que buscaba porque aunque
leve se podía oír la música y la luz del interior se podía ver los las orillas
de la puerta.
Iba
a tocar la puerta y en cuanto puse mi mano se abrió de la nada, pero enseguida
note que quien abría la misma era Caroline sonriéndome como si no me hubiera
dejado de ver hace ya mucho tiempo.
-Josué bienvenido, es bueno verte
de nuevo y más aun aquí. Estas de suerte.
-¿Debería
sorprenderme de verte aquí? La última vez te largaste poco tiempo, pero ahora
te ausentaste semanas y todo volvió a ser igual que siempre.
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Entré
y ella cerró la puerta al parecer con seguro. Luego y sin decir más caminó hasta
un mini bar y a mí no me quedo más que seguirla olvidando mi propósito. Ella
pidió al barman una crema de whisky para mí y para ella solo un trago sencillo,
de seguro era una forma de pedido en clave que luego el barman le daría en un
pequeño vaso un líquido rojo espeso; Le agradecí por el trago aunque estaba ya
muy molesto. Luego ella se ubico en una mesa próxima al mini bar donde había
poca iluminación y como no conocía el lugar la acompañe.
-Quiero que veas hacia allá [dijo
señalando a donde estaban mis compañeros], se que vienes siguiéndolos y solo
uno de ellos ha venido muchas veces y el resto, así como tú, jamás ha pisado
este lugar.
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Todos
estaban sentados en una mesa disfrutando de sus tragos y al parecer no habían
notado que los había seguido.
-Ahora quiero que veas bien a las
chicas que se acercaran a ellos, solo uno las conoce a todas. Obviamente el
que ya había venido antes.
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Hermosas
chicas se acercaron a la mesa de ellos y como ella decía, como buen anfitrión
el se levanto de la silla para presentarlas. Así mismo, con su falsa cortesía
hicieron los demás para saludarlas.
-De los seis que son ellos, solo
cinco son casados y el anfitrión se divorció hace ya mucho tiempo, el cual visita
a diario este lugar.
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Yo
miraba y escuchaba tratando de asimilar cada información visual y auditiva que
me llegaba pero no entendía porque nos habían traído hasta acá. Cuál era el
real propósito de traer a tipos de oficina a un lugar como este.
-Las chicas engatusarán a tus
compañeros y les invitaran algunos tragos. Luego se retiraran a las
habitaciones subterráneas y no saldrán por la puerta principal. Atrás de
todos ellos seguirá la mujer que te busca pero no te tientes si quiera a
seguirla bajo ningún concepto.
|
Todo paso tal cual Caroline dijo, ellos
charlaron acaloradamente y ellas pedían sus tragos. Luego de unos minutos se
los llevaron a todos, tras ellos una joven mujer castaña muy hermosa los siguió perdiéndose de la vista. Ella era más
de lo que esperaba.
En mi cabeza se volvieron a formular
miles de preguntas como la primera vez, pero ahora las preguntas se amparaban
en la curiosidad y el miedo porque no estaba pensando en lo mejor. Imaginaba que al desaparecer ella de la
fiesta, ellos desaparecerían también y jamás los volvería a ver o en el peor de
los casos los vería en bolsas llevados por médicos forenses.
Al
parecer el miedo se notaba en mi rostro porque Caroline sin quererlo silenció
mi mente con sus palabras dulces.
-No morirán y para mañana no
recordaran nada más que una noche de pasión. Lo que sucede allá abajo es
simple y nadie puede escucharlo por eso tampoco nadie se interesa. Ellas
tienen sexo al gusto de ellos y luego los encantaran para que ella beba de su
sangre. Más tarde solo borraran el doloroso recuerdo y les dejaran salir por
otro lado para que no recuerden como retornar.
-¿Y
conmigo será igual? ¿También borraran mi memoria?
-Estás conmigo ahora, nadie te hará
nada. Este lugar es de ella, yo le pertenezco y mientras estés conmigo nadie
y repito nadie podrá si quiera tocarte.
|
Después
de oír sus palabras y saber que les pasaría a mis compañeros no me daba
seguridad de estar ahí aun cuando estuviera con ella, pero miraba alrededor; al
parecer nadie se interesaba en mi y eso me quitaba un poco de miedo de encima,
todos estaban en sus asuntos. Aunque había visto poco y nada a la chica
vampiro, a mi me parecía que era muy joven, aun mas que la otra muchacha que de
seguro lo era también. Debía preguntarle en algún momento si su edad era tal
como imaginaba pero no lo haría ni aquí ni ahora.
Mientras bebíamos no quise decir
palabra alguna, solo me mantuve alerta mirando a todas partes sin ser muy
evidente. Miraba los detalles del lugar y a las personas en el, como vestían,
que hacían, como se comportaban.
Había
personas como yo, que parecían salidos de la oficina pero eran los menos. El
resto de las personas tenían variadas vestimentas. Algunos muy victorianos,
otros de atuendo de metaleros actuales, otros más extravagantes de góticos, algunos
maquillados o con aretes vistosos. La música del lugar también hacia lo suyo
permitiendo que todo lo que se podía ver no fuera tan grotesco a la vista.
Pasaron alrededor de dos horas, ella
reviso su celular y me dijo que la vampiresa estaba pronta a venir a verme. Me
sentí muy nervioso, como si fuese mi primer trabajo o más aun, mi primera
novia. Bebí lo que me quedaba en el vaso y comencé a ansiar verla.
A
los cinco minutos una mesera se acerco a Caroline y le susurro algo al oído y
siguiente a aquello le paso un vaso con un liquido escarlata que asumí podría
ser sangre.
-[señalo un lugar de muy poca luz]
Allá está y quiere que te acerques tu solo. Descuida que nada te pasara aquí
adentro. Y pidió que le lleves esto qué es lo que ella usualmente bebe. Ya
entenderás.
|
Recibí
el vaso y me puse enseguida en pie, mas impulsado por la curiosidad que por ir
a por ella. No sabía si esto era buena idea pero algo dentro de mí me decía que
tenía que hacerlo y llegar al final. Camine con calma y algo de inseguridad
hacia la joven pensando en que debía decirle.
Demore aproximadamente un minuto en
llegar a ella aun cuando la distancia que tenía a ella no era para más de diez
segundos.
Busque
su mirada cuando llegue a su mesa y me quede de pie, ella solo me miro y sonrió,
luego y con su mano hizo un gesto invitándome a sentar. Puse los vasos sobre la
mesa y me senté luego a su lado muy nervioso. La miraba de reojo por temor más
que por nerviosismo. Su apariencia era la de una jovencita de veinticinco años
pero su mirada era dura y seria. A
ratos, cuando ella notaba que yo la observaba, cambiaba su semblante y sonreía.
Era extraño estar frente a una joven que tal vez tenía mucha más edad de la que
aparentaba.
-¿Tienes lo que se necesita? [pregunto
muy seria sin mirarme]
-Em…
No sé qué es lo que usted necesita de mí exactamente.
-¿Entonces no eres el joven a
quien busco, aquel que se me dijo
conoce tantas épocas como artes tiene en su hogar? ¿No eres aquel joven
aburrido de los lujos de la vida y vive solo por no convivir con nadie, Un
destacado trabajador de únicamente primeros lugares? [Su voz sonaba firme y
segura].
-Todo
lo que acaba de decir describe a mi persona.
-¿Entonces tienes lo que se
necesita?
-Vuelvo
a decir, no sé qué es lo que usted necesita.
-Eres decidido [me dijo mirándome
directo a los ojos] Apuntas a tus metas y las cumples a toda costa. Amas la
vida tanto como la belleza de la muerte. Conoces todo cuanto me gusta.
-Si
es eso, entonces supongo que tengo lo que busca.
-[se acomodo en su lugar y suavizo
su voz] Tus compañeros hoy no morirán ni se les desangrarán porque no han
venido a eso. Solo le damos una lección a uno de ellos pues ha dejado mal
puesto el nombre de mi taberna y no le perdonare. En una hora o menos saldrán
corriendo por donde entraron. Vendrán aterrados y desnudos; uno de ellos en
particular saldrá con una marca importante. Solo le cumplo un deseo y a la
vez lo hago sufrir.
|
Su
voz aunque seria era muy agradable de oír. Me daba miedo, si, pero también me gustaba
su voz, un timbre suave, ni muy agudo ni muy bajo
No
comprendía nada de lo que decía pero la idea se oía divertida; ellos se
merecían aquello, un poco de humildad no les caería mal: incluso aquello que
los hicieran verse muy pequeños. Yo teniendo todo lo que tengo prefiero la
humanidad a tener que pisar a otro solo por gusto. Además siempre ayude a
crecer a quien me lo pidiera.
Tal como dijo, por donde habían entrado
salieron todos cubriéndose sus partes íntimas con sus manos o ropas mientras todos los demás se reían de
ellos, pero no salió el que nos había invitado. Las risas continuaron por un
rato y luego la música del lugar hizo que todos regresaran a sus asuntos. Después
de unos minutos la música se fue del todo y por la puerta salió una
hermosa mujer de tez oscura, vestía muy
provocativamente. Traía en sus manos una cadena la cual terminaba en el cuello
del hombre, sus ojos los traía vendados y venia gateando cual bebe o mascota de
ella. La mujer hizo una seña de silencio y nadie hizo ruido alguno. El solo
vestía un pantaloncillo de dormir.
-Confía en mí bebe que te llevo con
quien tendrás el mejor sexo de tu vida. Esta noche jamás la olvidaras.
-Lo sé mi chocolatita, confió en ti
y en todo lo que me dices
|
Así
y casi desnudo como estaba fue conducido hasta la chica con la que yo estaba.
La mujer se inclino ante la muchacha de mi mesa y luego se quedo de pie
ofrendando a la “mascota”.
-Estas ante ella bebe y te prometo
que te divertirás como nunca.
-Lo ansió. Buenas noches belleza.
Aunque no la vea la caballerosidad no se debe olvidar.
-¿Así que usted es un don
caballero? ¿Usted quiere sexo divertido? Pues tengo lo que desea señor pero
nada es gratis en la vida, menos en mi taberna.
|
El
tipo se erguió y aun con sus ojos vendados se puso notar su expresión de miedo
en su rostro. La chica hizo un gesto y de a poco la música regreso de nuevo. La
mujer le quitó la venda de los ojos…
-¡¡ MILENA!! Señorita milena, pero
¿Qué significa todo esto?
-tu
lengua tiene el poder de meter en aprietos a quien sea y casualmente tu
siempre sales bien librado. Pero ahora tu acida lengua pagara por sus males.
-Le juro que no tenía intenciones…
[en su voz se oía claramente el miedo]]
-¿de
meternos en problemas con la ley para que me negaran el permiso y la venta de
ciertas bebidas alcohólicas? Además de que me multaran por tener comercio
sexual cuando éste es solo un simple
bar. Estoy segura que esas no eran tus reales intenciones.
-No fui yo señorita Milena, fue mi
compañero, usted lo conoce.
-¿Tu
compañero? [Dijo con tono alto y de admiración] a ver querido. El policía
describió de esta forma a tu compañero, tú me dirás si es él. Joven de
cabello cortó color dorado, no rubio. Ojos pardos y muy serios. Tés blanca,
delgado con ropas descuidadas pero bien arreglado. Buen calzado y adecuada
forma de hablar. Si lo pienso bien eso me suena a tu persona no al gordo
baboso que tienes por compañero [esto último dicho con evidente molestia en
su voz].
-[arrodillado al punto de poner su
cabeza en los pies de ella] Le pido perdón señorita Milena, perdone a este
humilde servidor.
-Tienes
tu perdón querido no lo dudes, pero eso no quiere decir que estas librado de
tu castigo. En unas horas más regresara el oficial de policía a revisar
nuestros permisos e instalaciones y debo permitirle revisar cada rincón
comercial de este lugar. El debe poder entrar en las habitaciones que ahora
son hermosas oficinas gracias a ti y cada chica fue legalmente contratada
para trabajar en esas oficinas. Todo gracias a ti pero no agradeceré lo que
hiciste, no hasta que pagues como quiero que hagas.
Cuando el oficial este revisando las habi-oficinas, tu estarás con él para que lo seduzcas y hagas que revoque demandas y negado de permisos, multas y otros que me afectaron. Ese cuerpo debe de hacer maravillas en cualquier ocasión…
-Pero yo no soy…
-Eres
mi Ramera, desde hoy hasta que todas esas faltas hayan sido saldadas. Que todos sepan que cuando Milena descubre
a los traidores hace que paguen de la forma que más les duele, en tu caso mi
querido, tu ego de hombre, de macho. Si no lo haces serás encadenado en los
bajos suelos y serás presa de mis hombres los cuales gustosos te darán lo que
me negaste, si me lo niegas. En cambio si haces lo que te ordeno tu
reputación seguirá tan buena como hasta hoy.
|
Los
murmullos y risas no se hicieron esperar. La voz de Milena era dura y segura,
al contrario de él que a cada segundo era más opacado por la presencia de ella.
Entonces él se puso de pie y tal como había llegado regreso con la mujer que lo
trajo.
-Mis disculpas joven
Josué, esto era totalmente necesario. De seguro no te molestara más.
- Si lo hace o no es
igual para mí.
|
Ella
solo sonrió luego de beber de su trago. Se acomodó en su silla, de sus
bolsillos sacó un cigarrillo y luego de encenderlo comenzó a fumar. No entendía nada, tenía un enredo de
ideas. Ella se veía como una chica joven de no más de veintiocho como había
dicho Caroline. Vestía unos jeans ajustados a su cuerpo, tacos negros adecuados
a sus jeans, una blusa celeste de botones que solo cerraban para dejar sus
regulares pechos redondos. Además su rostro hacia creer que era aun más joven.
En mi mente trataba de pensar que debía ser obvio que su edad superaba los
cincuenta pero lo lógica decía que era totalmente imposible que una jovencita
tuviera tanta edad.
-Me miras con la curiosidad de un
infante ante sus padres. Pregunta lo que desees y yo veré como solucionar tus
dudas.
-Es
que me parece increíble que siendo una jovencita tengas tanto poder en este
lugar. Me refiero al poder de mando y lo que conlleva. Ese tipo domina a
nuestro jefe y por eso no lo han echado pero tú en unos minutos los dominaste
-¿A caso no asumes la verdad de
todo esto? Se supone que Caroline te instruyó un poco antes de llegar a mí.
Era su misión para contigo.
-Lo
hizo pero aun así no entiendo que siendo de apariencia tan joven todos te
respeten tanto.
-Pues es fácil, mi padre, mi
creador, es dueño de una cadena de bares conocidos del país, además de cinco
tabernas ocultas totalmente legales y esta me la ha obsequiado a mí. Cuando
el nombre de él se escucha todos saben quién es.
-Perdón
pero no suelo frecuentar bar ni taberna alguna. Seguro sabias que no soy muy
sociable y menos en las últimas semanas.
-Lo sé y por lo mismo solo sabrás
su nombre cuando sea necesario y no antes.
|
Luego
de decir esto bebió de su copa y miro a todas partes buscando a Caroline; ella enseguida apareció a su lado reverenciándola
y preguntándole que deseaba. Milena le dijo que me acompañara, que me dejara en
mi casa y luego regresara al bar. No entendía porque quería que me fuera, pero
supongo que era parte de algún plan que tenia para conmigo.
Me despedí de Milena de forma educada y
luego me retire con Caroline. En el camino lo único que ella dijo fue que
siempre debía estar atento a todo lo que me rodeaba, que estuviera preparado
para todo y que jamás perdiera mi esencia. No la entendía pero si se refería a
que jamás dejara de ser como soy eso ya era un hecho, fingir ser alguien mas no
era de mi gusto.
La noche estaba hermosa, despejada y las
estrellas en el cielo se veían más claras cuando mire al cielo. La vida
nocturna acababa ahí y alargar mas la
jornada seria solo darle vueltas a todo lo que no logre en esta oportunidad.
Me
despedí de Caroline y luego entre al edificio y seguido a mi hogar.
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